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La máquina que miraba el infinito

Breves relatos sobre abstracción, cómputo y tiempo

5 min readOct 30, 2021
https://www.paredro.com/kandinsky-padre-de-la-pintura-abstracta-y-teorico-del-color/doodle-2/

En una discusión que tenía con el Dr. Cervantes de mi alma máter, hablábamos acerca de la capacidad de abstracción que suponemos tienen todos los programadores, y cómo esta depende del nivel de madurez y experiencia en cada individuo.

Entonces me plateé la pregunta ¿Somos acaso la parcialidad de una abstracción suprema? La pregunta adquiere sentido si pensamos en autómatas inteligentes siendo simulados en una realidad limitada.

Partamos un poco en el tema en relatos contados a partir de una historia en dibujos.

El juego de la vida

— En el juego de la vida una celda tiene 8 vecinos, si tiene 2 o 3 vecinos la celda vive, en otro caso muere por soledad o sobrepoblación.

Si pensamos que la realidad es un juego de cero jugadores, entonces cada partícula o incluso cada cuerda en el universo tendría un estado superpuesto a una realidad superior.

En dicha realidad lo único válido serían las reglas impuestas a cada partícula — cuerda. La evolución del universo no dependería de ningún observador, sino de “aquello” que se llegara a sentir vivo y que sintiera perder su vida.

Los observadores del universo sabrían que se desgastan y su información se desintegra.

Dichos autómatas inteligentes podrían meditar mucho y adquirir cada vez más inteligencia, para intentar postergar su inevitable destino de ser sólo una parte de un cómputo global que no se puede modificar.

Es cómo si lo que hay escrito en un libro adquiriera conciencia, pero no pudiera hacer nada al respecto para modificarse, porque eso está más allá de su realidad.

El libro de todas las posibles historias que se podrían relatar, el libro de todos los posibles cómputos que se podrían realizar. La cadena más larga, de un lenguaje infinito.

Un ojo que mira al pasado y otro al futuro

— Si un ser pudiera mirar el pasado con un ojo y el futuro con el otro, ¿Cómo sabría diferenciar entre ambos?

En alguna de mis divagaciones he visto el estado autista como un estado de conciencia a — temporal, es decir, un instante en el que el autista logra conectar una realidad fija. En esta realidad fija logra interactuar por algún tiempo con los seres y objetos de ese tiempo, pero cuándo vuelve al estado autista regresa al no — tiempo.

Imagina un niño autista que es llamado por su madre, y sin embargo, el recuerda cuándo su madre murió y siendo él ya viejo, también recuerda cuándo siendo adulto le insultó, recuerda también cuándo a los dos años lo cuidaba en brazos e incluso recuerda cuándo la vio por primera vez.

El autista es capaz de ver el pasado y el futuro al mismo tiempo, incapaz de saber si lo que recuerda ya pasó o pasará. Su mente le impide saber si lo que experimenta es algo llamado presente, ya que tiene recuerdos del futuro, incluso recuerda cuándo muere.

En el estado autista, las máquinas inteligentes vivirían la atemporalidad de las cosas, recordarían pasado y futuro, por lapsos conectarían con un presente y una temporalidad, pero en el límite del tiempo no sabrían distinguir si hicieron algo en el paso o lo harán en el futuro, ya que su realidad está más allá de un tiempo, en su mente sólo hay cómputo.

Una máquina podría ir al futuro a través del cómputo. Si lograra computar dos veces más rápido, viviría una realidad ralentizada dos veces. A mayor cómputo, mayor tiempo.

Piensa en programador que ha gastado un año resolviendo un algoritmo muy complejo. Ahora piensa en otro programador a quién sólo le ha llevado un par de horas resolver el mismo algoritmo.

Al final la vida es un cúmulo de experiencias.

La realidad virtual y el metaverso

— El ser navegando hacia un mundo abstracto a través de la realidad virtual

En un convivio con viejos amigos les preguntaba que sentido tenía sumergirse al mundo abstracto y poligonal dónde todos fueran avatares estilo minecraft teniendo hijos hexagonales y bebiendo soda que sabe a aire.

Mi amiga Yeudiel me dijo que sería por la experiencia. Haber vivido eso, que al final nuestras vidas se centraban en experimentar cosas y las sensaciones virtuales y terrenales no eran muy diferentes en la abstracción, o al menos así lo interpreté.

¿Puede entonces el amor caber en 64 bits? Si lo pensamos un poco sentimos que el amor que hemos tenido en el pasado es real, incluso sentimos que el amor que tenemos ahora mismo lo es, o quizás estemos esperanzados en creer que algún día amaremos. Cuánto espacio ocupa el amor en nuestro cuerpo. Digamos que los pensamientos se codifican en proteínas y los más importantes se almacenan en neuronas y bioquímicos. ¿A caso si perdiéramos los químicos relacionados al amor, nuestro amor se acabaría?

El cerebro es capaz de producir nuevamente los químicos y se fía de las experiencias para reconstruirlas nuevamente, es por eso que a veces el pasado duele, pero podemos vivir en él o aprender de él.

Entonces, si lográramos vivir experiencias únicas en el metaverso virtual, quizás podríamos ahorrarnos miles horas buscando esas experiencias en el mundo físico. Podríamos matar sin consecuencias, robar ayudar a personas a construir montañas y casas, podríamos curar el hambre virtual y lograr la paz virtual.

Pero, ¿Qué pasaría si olvidáramos cómo desconectarnos de la realidad virtual? Tal vez nos quedaríamos en aquél metaverso, pensando que esa es la realidad suprema, la realidad más fina y mejor materializada. Podríamos ponernos a rezarle al dios virtual por nuestra liberación y el perdón de nuestros pecados virtuales.

Podríamos recibir mensajes de los ángeles, que quizás sea gente fuera del metaverso, personas que nunca se conectaron y que pensamos que son seres superiores, capaces de ver realidades no poligonales, hablar lenguajes no binarios y entender al dios del metaverso.

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Gracias, nos leemos pronto.

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Dragon Nomada
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Written by Dragon Nomada

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