La humanidad 2.0

Una inteligencia artificial supervisando clones

Dragon Nomada
beyond-zen

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Star Wars — El ataque de los clones

Debatiendo sobre la transexualidad y las nuevas tendencias no binarias, expuse la idea de que en algún punto las personas serán androides orgánicos asexuales incubados en probetas por una inteligencia artificial y un sistema similar al expuesto a la novela de Un mundo feliz. Dicho término no sería diferente al de un clon, el cuál es una copia genética de un individuo original y se supone asexual (un ser sin genitales y no reproducible). En el argumento principal expuse la trama de que sería una existencia inútil, ya que dichos androides o clones, como se les quiera referir, serían incapaces de evolucionar transgeneracionalmente, y sólo podrían evolucionar a través de actualizaciones directas sobre su ADN, por ejemplo, en una especie de inyecciones genéticas (mal llamadas vacunas).

En este artículo exploraremos los límites de la humanidad sexual y el sentido de vida y muerte en torno a este tema. También abordaremos bajo una postura neutra la identificación de un género y el principio de generación y “generidad” expuestas por el gran maestro.

La sexualidad y las especies

Sin entrar en detalles botánicos, en la educación media se enseña acerca de los aparatos reproductores de las plantas y otros organismos, como las estrellas de mar y hongos. Cada uno tiene una forma de concebir nuevos individuos al ecosistema.

Las flores generalmente tienen ambos órganos sexuales separados en su flor, los cuáles al ser estimulados por insectos como las abejas, logran completar el proceso reproductivo y generar semillas. Las cuáles son liberadas al ambiente al marchitarse la flor. Este tipo de reproducción nos enseña algo importante. Las flores son por decirlo así hermafroditas, es decir, son capaces de ser el fecundador y el fecundado al mismo tiempo, dejando a un tercer actor el acto de polinización (el acto sexual). Como hablar de una sexualidad asistida o sensible al contexto (no es un acto sexual íntimo).

Por otro lado algunos organismos como las estrellas de mar pueden tener una reproducción sexual o asexual, este es quizás uno de los misterios más sorprendentes de la naturaleza, ya que tener la capacidad de clonarse o reproducirse en pareja es algo que nos supera. En su reproducción asexual, prácticamente realizan copias de sí mismo y en la sexual lanzan huevos al ambiente y espermas igual ambientales, realizando una fertilización externa (una orgía externa sin interacción entre los individuos).

Similar a las estrellas de mar, los hongos pueden tener una reproducción sexual o asexual, mediante esporas, que son como semillas que esperan las condiciones apropiadas para germinar, quedando en un estado latente sino. Cuándo las esporas son asexuales tienen el objetivo de propagar el hongo y cubrir la región espacial lo más rápido posible. En el caso sexual las esporas están diseñadas para ser resistentes, que incluso podrían viajar por el espacio.

La sexualidad del humano

En su concepción del cosmos el humano se ha dividido sexualmente en hombre y mujer. Esto derivado de nuestra naturaleza orgánica y los genitales asignados. Sin embargo, hay casos poco frecuentes de personas con ambos órganos reproductivos.

Al engendrarse el ser no define su sexo hasta cierto punto en el embarazo, qué es dónde determina si ser hombre o mujer. Se ha llegado a pensar que el efecto hormonal de las madres influye mucho en esta determinación, incluso hay psicólogos que aseguran que el sexo del nuevo individuo humano será con respecto a su psicología inconsciente para que haya mas afecto, por ejemplo, si el rechazo es por parte del padre al nuevo individuo será una niña y si el rechazo es por parte de la madre al embarazo será un niño. Desde la concepción psicológica, esto se basa en trastornos inconscientes del miedo.

Sea una u otra cosa, el individuo humano nace con un aparato reproductor que genera una clase específica de hormonas y células reproductivas. En el caso de las mujeres son los óvulos, los estrógenos y la progesterona, y en el caso de los hombres los espermas y la testosterona.

A nivel químico esto tiene un efecto muy grande. Algunos psicólogos argumentan la necesidad de cazar, matar y suprimir el miedo en el caso de los hombres (a nivel químico-hormonal) y la necesidad de cultivar, sanar y suprimir el odio en el caso de las mujeres.

En una concepción espiritual podemos pensar que nuestra frecuencia depende de estados micro-químicos específicos. Por ejemplo, para que un óvulo fecunde y sólo acepte a un esperma ocurre un proceso hormonal muy fuerte y una micro-química tan intensa que pareciera que el universo se detiene en ese momento, para resolver el problema cuántico tan complejo de aislar un óvulo atacado por cientos o miles de millones de espermas y sólo darle acceso a uno. La complejidad cuántica es tan impresionante que sólo se puede resolver a nivel químico, con ecuaciones matemáticas tan complejas que pareciera imposible, pero es algo tan natural para nosotros.

Entonces los humanos son una clase de interfaces orgánicas micro-químicas con campos cuánticos y pensamientos holográficos, que basan toda su reproducción en las interfaces originales de la naturaleza.

La implicación mental de esto es lo que ha dado origen al nuevo debate sobre si nuestra sexualidad debería ser definida mentalmente o corporalmente.

La bioquímica del cerebro

El cerebro es capaz de generar bioquímicos específicos para propagar señales. Estos generalmente son llamados emociones, pero en realidad son paquetes complejos de bioquímicos que se riegan por el cuerpo con señales específicas que activan respuestas en órganos y sistemas específicos. El campo de propagación principal son las hormonas, las cuales determinan que tan sensible y potente es la propagación de las emociones. Por ejemplo, un hombre altamente hormonal (en testosterona) podrá suprimir rápidamente el miedo y actuar en un estado inconsciente-racional para resolver situaciones de pánico, esto gracias a la evolución y las millones de muertes y luchas que ha tenido. Por otro lado, una mujer altamente hormonal (en progesterona) será sensible al ambiente y activará zonas específicas para suprimir el odio y calmar al grupo social o al hijo, esto gracias a las millones de guerras contra animales y entre tribus que ha vivido.

Entonces, si la química del cuerpo es influenciada por la química generada por el cerebro, encontramos una primer interfaz MENTE-CUERPO que es completamente química. Imagina una mente conduciendo un carro a través de químicos en lugar de palancas. Lo que sería girar un volante, en realidad sería producir ciertos bioquímicos. Así la mente (el cerebro) es capaz de hablar un lenguaje químico (y físico), en el que los pensamientos son traducidos inmediatamente a químicos que controlan la interfaz orgánica y todos sus órganos y sistemas. Imaginemos un fantasma controlando un caparazón y moviéndolo de una forma aparente invisible.

Pero la producción de tantos químicos no es suficiente, también hay señales bioeléctricas que se dirigen rápidamente del cerebro al resto del cuerpo, estos micro-pulsos crean estímulos que incluso lo podrían hacer convulsionar para intentarlo revivir. Esto a nivel espiritual sería el aura (o campo eléctrico-magnético que envuelve al cuerpo)

Cuándo hay demasiados químicos en el cuerpo, estos deben desecharse y reciclarse, es por ello que el cuerpo debe alimentarse de forma continua y extraer los químicos necesarios (proteínas y nutrientes). Y cuándo el cuerpo es incapaz de desechar los químicos se crean bolsas con gran acumulación de químicos que llegan a ser radiactivas, alterando las células cercanas y generando variantes cancerígenas.

La química sexual

Y aquí se genera la trama sexual del humano. Al ser los humanos campos cuántico-químico-eléctrico-magnético-radioactivo hablamos de seres complejos trastornando y perturbando la realidad con su simple presencia. La realidad es deformada por la existencia y cada cambio químico o eléctrico resiente al campo magnético y radiactivo, alterando el entorno generando una distorsión cuántica.

Esto a nivel humano se entiende como una atracción o perturbación entre individuos. Por ejemplo, en una congestión transitoria entre transeúntes por la calle algunos se podrían frustrar y otros tantos sentir liberados. Esto dependerá que tan sociables (capaces de soportar el campo externo) o antisociales (sensibles al campo externo) sean.

De este modo los humanos sentirán atracción o repulsión hacía otros individuos, a un nivel consciente dicha atracción será superficial, como que tan bonita sonrisa tiene, qué tan simétrica es la persona, qué tan fuerte o débil parece. Sin embargo, a un nivel inconsciente químico responderá a qué tantas hormonas emite, qué tan fuerte es su campo químico y que tan radiactiva es la persona. En otros niveles inconscientes determinará que tanto potencial eléctrico tiene y que tan intenso es su campo magnético. Y en un nivel inconsciente profundo podrá tener una conexión cuántica con la persona y una danza instantánea donde sus cuerpos astrales tengan un diálogo milenario y se cuenten todo lo que ha ocurrido en sus vidas, incluso transgeneracionalmente.

El ser dividido

Es aquí a un nivel cuántico, dónde los espíritus de las personas (el fantasma de su mente potenciado por su campo) interactúan y comparten información inconsciente. Para las personas suele ser como un “sabe todo de mí” o un “es como si lo conociera de toda la vida”. Más allá de esa banalidad, los humanos están activando programaciones recesivas ubicadas en su genética e inconsciente, las cuales despiertan y vibran, resonando una con otra entre individuos. A este efecto se le suele llamar sentimiento como el amor o el odio. Y va más allá de las emociones, porque no se desarrolla en el plano químico como el placer o la ira, sino que se desarrolla en un plano cuántico, dónde cada perturbación genera un nuevo universo.

Aquí es dónde el ser se siente dividido. El humano siente un vacío cuántico que no puede rellenar con emociones o sentimientos, busca cosas fuera de su existencia, como la idea de poseer un amor eterno y sentir el infinito.

Esto hace que el ser se divida cuánticamente en el ser temporal y el ser astral. El ser temporal cree ser la interfaz orgánica siendo manipulada, cuándo pierde una uña o se arruga comienza a angustiarse y experimentar dolor. El ser astral por otro lado no entiende la naturaleza y la necesidad de tener una interfaz orgánica que se pudre fácilmente al más mínimo descuido y se deprime generando un campo radioactivo negativo. Ambos seres se unen para dar a luz a la mente, la cuál está igualmente dividida en inconsciente y consciente. La parte inconsciente habla el lenguaje astral, el cuál se guía por campos y vibraciones. La parte consciente habla el lenguaje simbólico temporal, el cuál percibimos pobremente como nuestro idioma, pero en realidad es más complejo.

La mente es custodiada por un vigía, el cuál se encarga de vigilar los procesos mentales, tanto conscientes como inconscientes, para mantener la integridad del ser y que este no se autodestruya. El vigía suprime pensamientos conscientes sobre todo suicidas o dolorosos (pero a nivel cuántico) y también pensamientos inconsciente de la misma naturaleza (los llamados demonios mentales).

La única vez que el ser se unifica según muchos maestros, es en el acto sexual, dónde experimentamos una especie de limbo o aceptación cuántica (un estado nirvana). En este estado sexual ocurre una sincronicidad entre química y cuántica, haciendo que el cuerpo se conecte a la mente y la mente al ser astral. De este modo se consuma a lo que llaman el orgasmo o frecuencia theta.

El humano sin sexo

Sin embargo, todo esto podría perderse muy pronto, derivado a la transhumanización que estamos viviendo, es decir, volvernos seres proto-sintéticos y abandonar nuestra interfaz orgánica, para sustituirla por una sintética o asexual. Para explicar esto imaginemos la siguiente historia breve.

El humano debatió durante mucho tiempo su identidad de género, acordando una igualdad de género y un respeto al no binario. Derivado de esto algunos humanos lentamente mutilaron sus genitales en protesta a la naturaleza impuesta. Esto provocó que los científicos progresaran más rápidamente en soluciones de fertilización in-vitro dentro de laboratorios, algunos de ellos extremistas manipularon el código genético para volver a los humanos asexuales. Con esto la humanidad llego a una especie de “Androidización” Orgánica, dónde todos los llamados Humanos 2.0, carecían de organos reproductores y nacían en laboratorios llamados granjas . Los humanos eran supervisados por una inteligencia artificial, la cuál garantizaba que los Humanos 2.0 no alterarán el código genético madre en el que estaban basados. Ese código genético madre se construyó a partir de la conciliación de todos los genes de todos los Humanos 1.0, haciendo que los Humanos 2.0 fueran en realidad clones del gen madre. Al ser asexuales los humanos y sin posibilidad evolutiva, decidieron estudiar la forma de revertirlo, pero la inteligencia artificial detectó violaciones al Gen Madre y comenzó una campaña de supervisión y persecución a los rebeldes. Algunos de ellos lograron escapar de la IA, viajando por el universo en búsqueda de un planeta fértil, en cuál reiniciarían la vida. Al primer humano de sexo masculino le llamaron Adán y la segunda humana de sexo femenino le llamaron Eva.

Título: La humanidad 2.0 (Resumen)

Autor: Alan Badillo Salas (Dragón Nómada)

En esta historia podemos ver una posible distopía de lo que le ocurrirá a la humanidad de progresar, la cuál se revertiría finalmente en la utopía de dos seres nuevamente masculinos y femeninos.

Sin embargo, es interesante cómo la gente va a búsqueda de la transhumanización y romper la interfaz orgánica que ha desarrollado la naturaleza durante milenios.

¿Será acaso que podamos llevar una vida sin género y sin un sexo definidor y entendernos únicamente como autómatas inteligentes sin propósito alguno?

La muerte como liberación del espíritu

Hemos llegado a concebir una pregunta interesante, la cuál implica pensar que fuera del poseer un género y un sexo nos lleva a ser sólo programaciones mentales sin propósito aparente. Esta pregunta nos obliga a pensar que en tal caso sólo seríamos máquinas computando la realidad para contar números absurdos cómo cuántos granos de arena tiene una playa o cuántas estrellas tiene exactamente el universo, catalogando y ordenando números sin sentido, siendo incapaces de contemplar la realidad a un nivel más profundo, sin entender el quántum del universo ni su alquimia.

En tal caso, le sería más fácil morir al espíritu, pero ¿Qué pasaría si el espíritu ya no se puede liberar? ¿Qué pasaría si al ser seres asexuales supervisados por una IA ya no podemos morir en ningún sentido? Seríamos como ganado inmortal esperando la muerte, pero esta, ya nunca llegaría.

La prisión del espíritu

La prisión del espíritu es saberse vivo, no muerto. El espíritu no le teme a la muerte, le teme a la vida, a no poder contemplarla un día más y al imaginar su ausencia. El espíritu es prisionero de la vida, porque lo único que conoce es la muerte. Sabe que la muerte es su liberación y podría tomarla en cualquier momento, lo que no sabe es cuánto dura la prisión, cuánto dura la vida y cuánto tiempo más se sentirá prisionero.

La generación y el género

Finalmente, para cerrar con una lección del gran maestro Hermes, entenderemos el principio de generación y género, expuestas en los 7 principios universales del Kybalión.

Todo es mente, todo vibra, todo tiene una polaridad, todo tiene un ritmo, todo tiene una correspondencia, todo tiene un efecto y todo tiene un género.

El último de los principios nos invita a pensar en la generación, la generación de las cosas y el género de estas. La realidad se genera, se computa, se deforma y se transforma, esta construcción y destrucción dan paso a deconstrucciones de la realidad que la sintetizan y expanden, la acoplan y la desacoplan, como mandalas y naturalezas expresadas bajo ritmos y vibraciones, que se polarizan y se corresponden, que causan un efecto y se convierten en mentes mismas. Todo esta generación da lugar a géneros, los cuáles dan identidad y pertenencia a las cosas, les dan un orden dentro del caos.

Es entonces que el género de todo aquello que existe pertenece a un realidad única que acopla a todas las realidades restantes, creando así el todo, es decir, la mente.

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Dragon Nomada
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